Summer McIntosh rompe barreras y se acerca al trono de Michael Phelps

La natación mundial vive una auténtica revolución con nombre propio: Summer McIntosh. A sus 18 años, esta adolescente canadiense no solo ha impresionado con su técnica y resistencia, sino que ha sacudido los cimientos del legado de Michael Phelps, el mayor ícono del deporte acuático. Durante los campeonatos clasificatorios de Canadá celebrados en Victoria, Columbia Británica, McIntosh logró lo que parecía inalcanzable: tres récords mundiales en apenas cinco días.
La hazaña es tan descomunal que la última vez que alguien consiguió algo similar fue en 2008, cuando un joven Phelps brillaba en los Juegos Olímpicos de Pekín. Pero McIntosh no solo iguala gestas del pasado; las supera con una madurez impropia de su edad. Con marcas de 3:54.18 en los 400 metros libres, 2:05.70 en los 200 metros estilos y 4:23.65 en los 400 metros estilos, ha inscrito su nombre en la historia del deporte acuático.
Y su desempeño no se detiene ahí. También estableció cinco récords nacionales y firmó marcas impresionantes en otras pruebas, como la tercera mejor de todos los tiempos en los 800 metros libres y la segunda mejor en los 200 metros mariposa desde la eliminación de los trajes tecnológicos. Su versatilidad es, sin duda, una de sus mayores armas.
Este fenómeno deportivo no ha pasado desapercibido. La prensa canadiense habla de una auténtica “Summermanía” y los expertos del mundo acuático coinciden en que estamos ante una nadadora que puede reescribir los libros de récords. Pero más allá de las cifras, lo que asombra es su actitud: enfocada, humilde y ya pensando en su próximo desafío, el Mundial de Natación de Singapur.
McIntosh ha reconocido que vive el mejor momento de su carrera y atribuye gran parte de su éxito al trabajo con el entrenador francés Fred Vergnoux, con quien entrena desde enero. Bajo su guía, ha perfeccionado su técnica y estrategia en competencia, logrando una preparación física y mental que se refleja en cada brazada.
Consciente del peso de su ascenso meteórico, McIntosh no se deja cegar por la fama. Después de sus carreras, fue vista regalando medallas a niños y posando sonriente con sus seguidores. Tiene claro que el deporte también se trata de inspirar, no solo de ganar.
No es casual que en su ADN corra el agua: su madre fue nadadora olímpica en Los Ángeles 1984, y su hermana también ha competido a nivel profesional. En esta familia, el compromiso con el alto rendimiento es casi una herencia.
Pero el capítulo más importante aún está por escribirse. En julio, McIntosh competirá en cinco pruebas individuales en el Mundial de Singapur. De conquistar el oro en todas ellas, igualaría otro hito de Phelps: sus cinco medallas doradas del Mundial de 2007.
De cara al futuro, la joven tiene planeado mudarse a Austin, Texas, para entrenar con Bob Bowman, el histórico entrenador de Phelps. Un paso simbólico y estratégico que demuestra que está dispuesta a seguir creciendo, incluso si eso significa seguir los pasos del hombre al que está empezando a desafiar.
Summer McIntosh ha dejado de ser promesa para convertirse en realidad. Su nombre ya resuena en las piscinas más importantes del mundo, y cada brazada que da parece acortar la distancia con el mito de Baltimore. El legado de Phelps no tiembla, pero por primera vez en mucho tiempo, siente una brisa fresca tras de sí… y lleva nombre de verano.